La repetición ominosa
Desde mi punto de vista debemos pensar de manera profunda y amplia, sin regateos ante la dificultad porque los asuntos de lo humano en general y de la mente en particular, son complejos. Entiendo bien que lo político, social, comunitario no puede comprenderse como la clínica, pero estoy convencida de que es posible sacar al psicoanálisis del diván y buscar comprender los fenómenos y problemas que en este mundo acontecen desde la lente psicoanalítica. Esto, no para resolverlos, no está en la mano ni en el objetivo de la disciplina psicoanalítica semejante empresa, es solo para ampliar nuestro horizonte de comprensión, empeño nada desdeñable, la ciencia exige hacernos preguntas independientemente de que de momento no se tengan las respuestas.
En 1900 Freud describió uno de sus grandes trabajos: la interpretación de los sueños. Estos, decía, son vía regia al inconsciente. No es momento para ampliar el concepto de inconsciente, pero sí diremos que Freud tuvo que justificar su aparición.
Para Freud imposible explicarse todo lo que ocurre en la vida humana individual, en las masas, en los grupos sociales y en todas las formas de cultura sin pensar en lo inconsciente, ya que la conciencia y la voluntad, no pueden dar cuenta de los motivos por los que ciertos fenómenos, conductas o procederes se presentan.
Uno de estos fenómenos es la enigmática compulsión…
¿Cómo detener la compulsión a la repetición en las crisis de la humanidad?
«La humanidad la componemos cada uno de los individuos, así que por eso tenemos responsabilidad de todo lo que ocurre en este mundo. Si cada uno de nosotros dejara de pensar que la repetición ominosa se debe al destino, a una prueba que Dios nos pone, a la mala vibra, a la mala onda, a la envidia o al gobierno y nos responsabilizaremos de lo que nos toca, y supiéramos y reconociéramos que somos actores de nuestra propia vida y no hojas al viento que nos lleva, entonces cada uno podría cambiar un poco.
Y entonces, cabría la posibilidad de dejar de repetir al menos tanto. Pero hay demasiados intereses.
Yo a veces creo que nosotros hacemos enormes esfuerzos por estos encuentros, somos gente que quisiéramos tal vez el mundo de otra manera y sin omnipotencia y con nuestro grano de arena estamos aquí, en vez de estar afuera a ver a quién mato. Sin embargo, de eso muchos otros no lo quieren así, porque hay intereses, muy grandes».