8 de marzo 2025: día de las mujeres

Las mujeres. Lo ponemos en plural porque una mujer no es igual a todas las demás. Somos tantas como todas las que existimos; cada una con su singularidad, sus ideales, sus metas, sus proyectos, sus problemas, sus deseos y convicciones, entre otras muchas cosas.
Nos ha costado mucho trabajo, pero lo vamos logrando poco a poco. Libramos batallas cada día a favor de nuestros derechos, de nuestra seguridad, de igualdad, que no significa dejar de reconocer la diferencia y la otredad. Sabemos que hay aún largo camino por recorrer, que nos encontramos y nos seguiremos encontrando con resistencias, y que estas no solo provienen de los hombres, sino de mujeres conservadoras que están seguras y convencidas de que ellos son superiores, son más inteligentes, son los jefes de la familia y los dueños de hijos y esposa, esto sobre todo desde la postura religiosa. Con esto no omitimos decir nuevamente, que el sistema heteropatriarcal, machista, misógino y homofóbico está sostenido por ellos y ellas.
No queremos ponernos en el lugar de víctimas, aunque muchas lo han sido, queremos seguir levantando cabeza y voz con dignidad porque como decimos, no solo cada año sino cada día, estamos hartas; y no solo de feminicidios, violencia doméstica y desigualdad en salarios por hacer el mismo trabajo que los hombres y con frecuencia, mejor hecho. Estamos hartas de miradas lascivas, de acercamientos corporales “por descuido”, de un apretón de manos prolongado por segundos, pero que a nosotras la intención no se nos escapa, de palabras obscenas que se dicen “piropos”.
¡Ya basta! Les volveremos a decir, y si ya están cansados de lo que muchos llaman “la misma cantaleta”, nosotras lo estamos más. No queremos incluir a todos, pero si a muchos; es que la educación los ha dañado mucho, les ha hecho convencerse de que son superiores y de que pueden mirar a la mujer como objeto de ornato, de uso, de abuso, sexual, de lucro, etc. No más, somos dueñas de nuestros cuerpos y de nuestras mentes y no estamos dispuestas a aceptar que regulen nuestros cuerpos y nuestras vidas a conveniencia y aludiendo al derecho a la vida, cuando en el fondo buscan imponer su poder.

El poder femenino es grande, no es casual que hoy, orgullosamente, tengamos una presidenta mujer que es inteligente, apasionada, respetuosa de su pueblo y su país y magnífica estratega. No es casual que estamos en el año de la mujer indígena; darles un lugar de honor, es lo mínimo que podemos hacer después de tanto racismo, clasismo y desdén, a un grupo de personas que se ha dedicado a cuidar, a mantener las tradiciones, a transmitir nuestra cultura y que a cambio han recibido mal trato y discriminación.
No es casual que hoy podamos ser más libres, defendernos, tener sororidad… nos habían convencido de que somos irremediablemente enemigas y además, que podamos tener proyectos y horizonte propio.
Finalmente, parafraseo a nuestra enorme presidenta: “No llegué sola, llegamos todas”, y es verdad, si no estuviéramos unidas y apoyándonos, si no gritáramos con fuerza que queremos y exigimos justicia diariamente, pero en especial cada 8 de marzo, nada de lo que estamos viviendo para bien de nosotras, hubiera podido ser. Agradezcámonos a todas y sigamos adelante. A conmemorar nuevamente el día de las mujeres.